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Por:  Ph.D. Fernando Landini

Sin lugar a dudas, la capacitación y la formación de los extensionistas rurales resulta fundamental para la implementación de estrategias de trabajo exitosas, es decir, estrategias de trabajo que permitan alcanzar los resultados buscados (Ragasa et al. 2016). En contraste, nuestra experiencia nos indica que, muchas veces, la formación con que cuentan los extensionistas rurales para llevar adelante su trabajo es insuficiente o no está enfocada apropiadamente. Mas todavía, la experiencia de que la formación de los extensionistas es insuficiente no es solo una mirada externa o académica, sino que es algo que los propios extensionistas comparten, como surge de un estudio que preguntó a extensionistas rurales de diferentes países de América Latina cuáles eran los principales problemas que enfrentan en su práctica (Landini, 2016).

Ahora bien, cuando se piensa en la formación de los extensionistas, en general se tiende a pensar en dos cuestiones: primero, la educación formal recibida, por ejemplo en institutos técnicos o universidades, y segundo, las capacitaciones en servicio en diferentes temáticas. No obstante, si prestamos más atención, encontramos que los extensionistas usan conocimientos de diferentes fuentes y aprenden de diferentes maneras: por ejemplo, consultan a colegas más experimentados o buscan información en internet. De hecho, hoy sabemos que la mayor parte de los conocimientos y competencias que usan las personas en sus empleos no se adquiere en espacios educativos formales (Yeo, 2008) sino en el contexto de su labor. Esto implica que, para entender como aprenden realmente los extensionistas a hacer bien lo que hacen, tenemos que prestar mucha más atención a los espacios informales a partir de los cuales desarrollan conocimientos, experiencia y pericia, para poder fortalecerlos y potenciarlos. A partir de lo anterior, nuestro equipo de investigación de la Universidad de la Cuenca del Plata en Argentina se propuso estudiar cómo aprenden los extensionistas rurales preguntándole a ellos mismos.

El estudio

Para abordar el tema de investigación se utilizó una metodología cualitativa tradicional, centrada en la toma de entrevistas a extensionistas rurales que trabajan en las provincias de Corrientes y Misiones en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF), ambas instituciones dependientes del Ministerio de Agroindustria de la Argentina. Se realizaron 12 entrevistas y 3 grupos de discusión (grupos focales) en cada provincia, con una participación equilibrada entre ambas instituciones. La pregunta principal de las entrevistas fue: ¿cómo aprendiste o cómo seguís aprendiendo a hacer extensión rural? Todo el material obtenido primero fue transcripto y luego analizado en detalle, siguiendo de manera flexible los lineamientos de la Teoría Fundamentada, como sugieren Taylor y Bodgan (1987), referentes en metodología cualitativa.

Nuestros hallazgos

El estudio realizado nos permitió ver que los extensionistas rurales aprenden de muy diferentes maneras, y no solo como resultado de estudios formales o de capacitaciones en servicio.

  1. Universidad o educación técnica terciaria. Como era de esperarse, los extensionistas que entrevistamos comentaron que los conocimientos que utilizaban en su práctica provienen en parte de su educación formal (ya sea de nivel universitario o no universitario). No obstante, también comentaron que este tipo de educación tenía diferentes limitaciones, porque en general no formaba para trabajar con personas sino con animales y plantas, era excesivamente teórica, y además solía orientarse a formas de producir características de medianos y grandes productivos, por lo que tenían pocos conocimientos técnicos para trabajar con agricultores pequeños.
  2. Formación en servicio (capacitaciones). A la vez, los entrevistados también comentaron que los cursos de capacitación que solían recibir (de parte de su propia institución o de otras) eran muy importante para estar actualizados a nivel técnico y para adquirir ‘habilidades blandas’ para trabajar con personas. No obstante, también pudo verse que uno de los principales problemas de este tipo de formación es que en general no existía una estrategia sistemática de capacitación en servicio, por lo que los temas de capacitación tendían a estar desconectados.

Ahora bien, junto a estas fuentes de conocimiento esperables, nuestros entrevistados también mencionaron otras de mucho interés, porque no siempre se las tiene presentes en el contexto de las instituciones.

  1. Experiencia previa como agricultores o pobladores rurales. Varios de nuestros entrevistados señalaron que su experiencia previa como agricultores familiares o como habitantes de zonas rurales les había servido mucho para su trabajo, en particular, para comprender la idiosincrasia de los agricultores y para conocer de agricultura no solo a nivel teórico sino también a nivel práctico.
  2. Aprender de los propios productores. Nuestros entrevistados también señalaron, con mucha insistencia, que en su práctica profesional habían aprendido mucho de los agricultores, ya que ellos tienen mucho conocimiento empírico de agricultura, algo para lo cual la universidad no lo formó. Claro está, esto no significa aprender de todos los productores, pero sí de aquellos más experimentados o con mayor apertura.
  3. La experiencia y la práctica personal y colectiva como fuentes de aprendizaje. Nuestros entrevistados también destacaron que uno aprende a ser extensionista como resultado de la práctica. Este aprender de la experiencia parece incluir dos dimensiones, una que refiere a mirar y aprender de lo que los otros hacen (sean extensionistas o productores), mientras que la otra apunta al aprendizaje por prueba y error, es decir, al aprender de las propias equivocaciones.
  4. Aprender de los pares. Por último, de nuestras entrevistas también pudimos observar que los extensionistas aprenden de manera constante de sus pares o colegas, es decir, de otros extensionistas, tanto en contextos formales como informales. Pero ¿cómo lo hacen? De tres maneras diferentes. En primer lugar, preguntan a otros extensionistas cuando no tienen conocimiento sobre un tema específico. Segundo, también existen relaciones de mentoría o asesoramiento personalizadas, en las cuales extensionistas con experiencia acompañan u orientan a los más nuevos. Y por último, los extensionistas también aprenden y generan nuevas formas de abordar los problemas de su práctica compartiendo ideas y analizando problemas con otros.

Reflexiones e implicaciones para la práctica

De los resultados anteriores se pueden extraer diferentes implicaciones para la práctica. En particular, nuestro estudio confirma que los extensionistas aprenden de múltiples maneras y no solo como resultado de procesos formativos institucionalizados o formales. De esta manera, creemos necesario tomar conciencia de las diferentes formas por medio de las cuales los extensionistas aprenden, y trabajar institucionalmente para potenciarlas y fortalecerlas. En esta línea, resulta importante pensar que, para formar a los extensionistas desde las instituciones, se necesita implementar un conjunto de diferentes estrategias complementarias, y no solo llevar adelante capacitaciones en servicio.

En cuanto a ideas o recomendaciones particulares, se considera conveniente, al momento de contratar extensionistas, tener en cuenta tanto sus antecedentes profesionales como su propia experiencia como productor agropecuario. A la vez, en relación a las capacitaciones en servicio, se enfatiza la necesidad de pensarlas dentro de una planificación o estrategia institucional, y no como eventos independientes o aislados. Por otra parte, se recomienda institucionalizar metodologías y procedimientos para fortalecer procesos de mentoría durante los primeros años de práctica profesional de los nuevos extensionistas.

A la vez, se considera fundamental apoyar espacios o situaciones, formales o no, en los cuales los extensionistas puedan compartir entre sí su experiencia y su práctica, dada la potencialidad de este intercambio para difundir conocimientos y para generar nuevas maneras para abordar creativamente los problemas de la práctica. Si bien esto puede parecer secundario, consideramos que es clave para desarrollar instituciones de extensión flexibles y creativas.

En el fondo, nos encontramos frente al desafío de repensar la formación de los extensionistas, a partir ampliar nuestra perspectiva, reconociendo la importancia de procesos y formas de aprendizaje generalmente no tenidas en cuenta.

 

Bibliografía

Ragasa, C., Ulimwengu, J., Randriamamonjy, J. y Badibanga, T. (2016). Factors affecting performance of agricultural extension: evidence from Democratic Republic of Congo. The Journal of Agricultural Education and Extension, 22(2), 113–143.

Landini, F. (2016). Problemas de la extensión rural en América Latina. Revista Perfiles Latinoamericanos, 24(47), 47-68.

Yeo, R. (2008). How does learning (not) take place in problem-based learning activities in workplace contexts? Human Resource Development International, 11(3), 317–330.

Taylor, S. y Bogdan, R. (1987). Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Barcelona: Paidós.

Crédito  Foto: wwf